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  • Foto del escritorAlejando González

Históricamente histéricas: bel canto, mujeres y locura

Actualizado: 13 oct 2022

El retrato de la mujer en la ópera, como en tantos otros discursos, siempre ha sido problemático. Salvo por algunas excepciones los personajes femeninos caen en el binarismo de inocentes o putas. Sumado a eso, en I Puritani nos enfrentamos a uno de los mayores tópicos en la ópera: la locura.


Las escenas de locura son recurrentes en la historia de la ópera, sin embargo se ponen especialmente de moda en el siglo XIX. La "locura" se convirtió en un tema jugoso en Europa: se construyeron psiquiátricos y las familias hacían excursiones de día para ver a los "locos". La locura era morbosa y, por lo tanto, las mujeres de los manicomios eran fetichizadas por mostrar rasgos que eran inaceptables para una mujer del siglo XIX. Musicalmente coincide con el éxito del estilo bel canto. Este estilo se caracteriza por melodías muy ornamentadas, cantadas sin detener el sonido entre un sonido y el siguiente (ligadas), agudas y de alta precisión. Un estilo que los compositores consideraron más que oportuno para retratar a mujeres “locas”.


A principios del siglo XIX, conceptos psiquiátricos anteriores como la Manía o la Melancolía comienzan a sexarse. Ellas pasarían a padecer Melancolía y ellos, sin embargo, Manía. Esta sexualización, que desgraciadamente sigue presente en muchos diagnósticos, derivó después en diagnósticos solamente femeninos como la histeria (del griego hysterion: útero). Los griegos creían que la histeria era una forma de locura causada por el sistema reproductivo femenino derivado de la falta sexual y el embarazo. Por lo tanto, a principios del siglo XIX, se creía comúnmente que las jóvenes solteras o viudas que habían perdido a sus maridos eran especialmente vulnerables a volverse histéricas. También se diagnosticaba a mujeres que no se ajustaban exactamente a los roles de género y comportamientos esperados para una mujer, sobre todo en relación a sus deseos sexuales.


Volviendo a I Puritani: vemos que el personaje de Elvira encaja a la perfección con una de esas mujeres histéricas del siglo XIX. Elvira ha perdido la cabeza al ver a su prometido con otra mujer. El libreto nos deja clara además la pureza y virginidad de Elvira: su falta de sexo. Elvira no es una mujer que se vuelve loca de amor, sino una mujer a la que vuelven loca por estar incompleta. “¡Quítame la vida o devuélveme mi amor!” canta Elvira en el segundo acto. La mujer loca en la ópera siempre se arrastra hacia la muerte, es su castigo social. No olvidemos que todas las historias de mujeres locas que vemos sobre el escenario han sido escritas por hombres, tanto el texto como la música. Y hasta ahora no he contado nada que no sepamos.


Ya hemos visto a muchas mujeres “locas” en escena. Pero la realidad es que mientras que las sopranos representaban esta locura mediante melodías flotantes, las mujeres con una condición psiquiátrica real lo hacían a través de la parálisis, el silencio, la sensación de estrangulamiento u otros síntomas que hoy en día podríamos encontrar en relación a la esquizofrenia, la ansiedad extrema, la depresión o el dolor crónico.


Elvira es una buena excusa para pensar en la locura más allá de los diagnósticos. Elvira no está en crisis, no es violenta, la locura de Elvira solamente se utiliza como instrumento social. Su personaje se compone reafirmando los privilegios de ellos. Y como Elvira tantas otras mujeres en la narrativa del arte y el entretenimiento.


Elvira necesita menos paternalismo y más comunicación. Necesita más voz pero sobre todo más escucha. Nuestro sistema de salud actual aún cuenta ejemplos de mujeres cuyos malestares psicológicos se escuchan vagamente y se diagnostican condicionados por su sexo. Cuando creamos la otredad en el “loco”, cuando diagnosticamos simplemente para crear una separación, la escucha hacia ellos se anula por completo. Creemos que sus delirios no son parte de nuestro mundo, cuando la realidad es que toda percepción del mundo puede derivar en delirio. De cualquier persona, en cualquier momento.

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